Los niños perciben peligros donde los padres ni lo imaginamos, y en ocasiones ni ellos mismos saben que es lo que les asusta.
Pero eso no quiere decir que le vamos a restar importancia a sus temores y ayudarle a nuestros hijos a combatirlos, siempre que sea necesario.
Hay que tomar en serio los temores infantiles, tratar de tranquilizarlo y explicarle que no pasa nada, podemos enseñarle a controlar eso que los aterroriza.
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