Un hogar vacío puede infundir temor a cualquier edad, por
eso, antes de dejarlos solos, hay que tener la seguridad de que los niños están bien
preparados para ello. El niño justifica la ausencia de sus padres, saben que están
trabajando y lo asume. Pero puede sentir una sensación de abandono y soledad
que dejara huella y grandes conflictos.
Lo ideal es la presencia de un adulto si no es posible,
contratar a alguien puede solicitarse colaboración de familiares, vecinos o
amigos. Y si es imposible podrás encontrar otras opciones como asistir a las
oficinas de orientación de su escuela para buscar actividades extraescolares
donde los niños estén ocupados de una forma agradable o bien organizarlas con
nosotros mismos.
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