Hacia ya los seis meses controla los músculos que le permiten girar los ojos en todas direcciones. Se produce un gran cambio físico y neurólogico: y puede mandar sobre sus sentidos. Esto hace que aumente su coordinación, el equilibrio y la memoria. Además, ve con mucha nitidez, quiere descubrir y tocarlo todo. Lo que le impulsa al movimiento, ya no solo de las manos, sino de todo su cuerpo.
Hacia los ocho o nueve meses contempla de verdad los objetos, se fija fija en sus detalles y siente curiosidad por investigar con los ojos y las manos todos sus recovecos. Cuando empieza a gatear, la vista se entrena en movimiento. Sigue los objetos, los atrapa, los toca y los manipula. El gateo le ayuda a calcular distancias y a enfocar de otra forma. La seguridad alcanzada gracias al desarrollo de sus sentidos alimenta su deseo de seguir explorando.
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